Al Pacino: Retrato de un ganador del Cecil B. deMille

Hubo una época en la que Al Pacino se negaba a hablar con la prensa. Pero hoy en día, cuando es entrevistado, no hay quien le calle. Tiene tendencia a divagar, a veces, a enrollarse demasiado, pero siempre es coherentemente entrañable. Nominado este año para su quinto Globo de Oro, bien podría ser el mejor actor de cine que aún sigue vivo y  trabajando sin parar, a pesar de estar completamente dedicado a escribir su autobiografía.

Pero no le preguntes cuándo saldrá.

El ganador del premio Cecil B. deMille, en 2001, rara vez ha estado lejos del público, ya fuera haciendo teatro que cine, aunque éste tardo casi treinta años en descubrirlo. Fue su actuación en The Indian Wants the Bronx, de Israel Horovitz lo que le valió un Obie y un representante, el productor de cine Martin Bregman,  que lo ha guiado a lo largo de su deslumbrante carrera.

Sus actuaciones en Broadway en las galardonadas obras Does a Tiger Wear a Necktie? y The Basic Training of Pavlo Hummel le valieron un premio Tony al mejor actor. Su amor por el teatro era evidente cuando, después de hacer Ricardo III en Broadway, le dijo a la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood (HFPA, por sus siglas en inglés): “Incluso después de acabar la obra, alrededor de las 8 en punto, yo seguía cojeando. “Su mentor, Lee Strasberg, que interpretó papeles secundarios en dos de sus películas, fue la persona que más le inspiró. “Él sostenía que como más se aprende es haciendo los papeles menos adecuados para ti,” nos dijo en una conferencia de prensa. “Uno tiende a no hacer estos roles, lo evita, por miedo a fracasar. Esa es una de las razones por las que me dedico por cuenta propia al trabajo alternativo. Tiene que haber un lugar para la experimentación, cosa que en el cine o el teatro comercial es muy difícil”.

A lo largo de los años, además de en obras experimentales, Pacino ha aparecido en Hughie de Eugene O’Neill, Salomé, de Oscar Wilde y The Merchant of Venice, de Shakespeare, aunque nunca logró el éxito que tuvo en el cine.

Cuando, finalmente, Hollywood llamó a su puerta, el actor, guiado, por Bregman hizo su debut cinematográfico en Me, Natalie. Pero fue su segunda película, The Panic in Needle Park, la que llamó la atención de Francis Ford Coppola, quien, en contra de los deseos del estudio, lo eligió para el papel de Michael Corleone en The Godfather. Ese papel le valió una nominación al Globo de Oro y al Oscar, y desde entonces Pacino no volvió a mirar atrás.

En esa ocasión, se negó a asistir tanto a nuestra ceremonia como a la ceremonia de los Oscar porque Paramount insistió en presentarlo dentro de la categoría de Mejor Actor de reparto, a pesar de tener un papel más importante que Marlon Brando, que ganó en la de Mejor actor principal. Su recompensa le llegó cuando fue nominado, durante tres años consecutivos, como Mejor Actor por su excelente trabajo en Serpico, de Sidney Lumet, The Godfather Part II, de Coppola y en otro film de Sidney  Lumet, Dog Day Afternoon. Lumet siempre fue su director favorito.

Pacino comentó, “Él te dice qué hacer, a dónde ir, cómo ir, qué tan lejos ir. Por ejemplo, en Dog Day Afternoon, estableció el robo de un banco de tal manera que sabías exactamente lo que estabas haciendo. Todo lo que tenías que hacer era presentarte allí y robar el banco. Luego está el director que te mira y te pregunta: “¿a dónde quieres ir?”, Y tú dices: “me gustaría volver a mi tráiler y esperar a que me digas a dónde ir.” Algunos directores funcionan así, y es una pesadez, pero Lumet te muestra el camino, y eso es un verdadero alivio”.

Pacino es uno de los cuatro actores que han sido nominados durante 4 años consecutivos, los otros son Marlon Brando, Elizabeth Taylor y Bette Davis. Pronto se convirtió en el nombre más buscado y universalmente admirado de la pantalla de cine. Para cambiar de ritmo eligió trabajar con Marthe Keller en Bobby Deerfield, y con ella mantuvo una de las muchas relaciones sentimentales que ha tenido con sus compañeras de reparto, incluidas Diane Keaton, Tuesday Weld, Jill Clayburgh, Kathleen Quimland, y Beverly D’Angelo. Esta última también es la madre de sus gemelos, un niño y una niña.

Más tarde cambió de registro, atreviéndose con la comedia, como fue el caso de And Justice for All, que le valió su primera nominación al Globo de Oro como Mejor actor en un musical o comedia. Recién salido de The Exorcist, William Friedkin lo contrató para interpretar a un agente secreto que se infiltra en la subcultura gay de Nueva York, para investigar un asesinato, en Cruising, clasificada X. La película no logró ganarse al público ni a la crítica, no obstante hoy se considera un clásico. Volvió a la comedia con Author! Author!,  y nuevamente fue nominado para un Globo de Oro como Mejor Actor. Tras esta, Brian De Palma le proporcionó el que ahora se considera su papel más característico, Scarface, aunque en ese momento fue vapuleado por los críticos.

Su siguiente película, Revolution, del director de Chariots of Fire, no satisfizo ni al público ni a la critica y por ello durante los posteriores 4 años se refugió en el teatro, donde triunfó con el revival de American Buffalo, de David Mamet. Su única película en ese período, Sea of ​​Love, fue bien acogida tanto por la crítica como por el público, que ansiaba verlo de nuevo en la pantalla (obtuvo su novena nominación al Globo de Oro).  Luego hizo un cameo para Warren Beatty interpretando a un personaje de dibujos animados en Dick Tracy, que le valió otra nominación al Globo de Oro, esta vez su primera en la categoría de Mejor actor de reparto.

Coprotagonizó junto a Michelle Pfeiffer Frankie & Johnny, una floja adaptación al cine de la obra de teatro de Terrence McNally, Frankie & Johnny in the Clair de Lune. A la que siguieron tres papeles memorables en Glengarry Glen Ross,de David Mamet, Carlito’s Way de De Palma y finalmente el papel que le valió el tan esperado Globo de Oro  y su único Oscar, el de un coronel retirado y ciego en Scent of a Woman.

Al año siguiente participó en Heat, de Michael Mann, el evento cinematográfico del año que unió por primera vez en pantalla a Al Pacino y Robert De Niro., considerado ahora un clásico pero que en ese momento no causó furor, sin embargo, Al estaba, de nuevo, pasando por una buena racha.

Obtuvo excelentes críticas con Donnie Brasco, The Devil’s Advocate, Any Given Sunday y The Insider,, estas dos últimas nuevamente con Mann. Le siguieron una serie de películas mediocres (ahora tenía 4 bocas que alimentar) que culminaron en uno de sus mejores trabajos, aunque en este caso en televisión. La adaptación magistral de Mike Nichols de la monumental obra de Tony Kushner Angels in America que le valió su primer Emmy como Mejor Actor y su primer Globo de Oro como Mejor Actor en una película para televisión. Fue el evento del año y sigue siendo el mayor logro de Nichols. Desde entonces Pacino ha trabajado sin parar.

Ganó el Globo de Oro y el Emmy como Mejor Actor en una película de televisión interpretando a Jack Kevorkian en You Don’t Know Jack, y el año pasado hizo un regreso espectacular, dando vida a un agente de artístas en Once Upon A Time in Hollywood, de Tarantino y a Jimmy Hoffa en The Irishman, de Scorsese, por el que obtuvo su séptima nominación al Globo de Oro.

Este año, a los 80, interpreta a un sobreviviente del Holocausto en la serie de televisión Hunters. Con todo esto, Pacino ha sido nominado 9 veces al Oscar y 18 veces al Globo de Oro. Estos son sus papeles clásicos: The Godfather, Dog Day Afternoon, Serpico, Scent of a Woman, Scarface y Angels in America.

 

Traducción: Paz Mata