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Arnold Schwarzenegger es un libro abierto en su vida

Para Arnold Schwarzenegger, su carrera en el cine y fuera de cámara es monumental. Quien fuera campeón tres veces como Mr. Universe y siete veces más como Mr. Olympia para volverse el actor más popular del planeta con cintas como Conan: The Barbarian, Terminator, Total Recall, The Last Action Hero y True Lies, sin olvidarnos de la comedia Twins, pulverizando una y otra vez la taquilla de la década de los 80 y 90, ahora es objeto de un libro biográfico titulado “ARNOLD”.

La publicación de la casa editorial Taschen, que ya circula en librerías, fue la excusa para una plática en el escenario del Museo de la Academia en Los Ángeles. Allí el ganador del Globo de Oro como Mejor Debut Actoral del año con Stay Hungry (1976) y candidato en 1995 como Actor de Reparto en Junior compartió su sentir sobre distintos momentos de su vida.

Con cientos de fotografías de artista de la lente como Andy Warhol, Richard Avedon, Herb Ritts y Annie Leibovitz, entre otros, “ARNOLD” sirve como legado visual de este hombre que llegó a ser Gobernador de California y ahora en su regreso a las pantallas comparte un documental sobre su vida en Netflix llamado Arnold, así como la serie de televisión de acción y espionaje Fubar (2023).  

En un panel público de la sala de proyección David Geffen, el actor de 75 años, conversó con la editora Benedikt Taschen. Aquí ofrecemos algunos extractos de esta conversación.

¿Cómo surge el sueño de mudarse a Estados Unidos?

De niño crecí en una Austria derrotada en la Segunda Guerra Mundial. Los hombres estaban deprimidos e incluso algunos traían la violencia a sus familias. Tuvimos problemas para alimentarnos. No había trabajo y mi madre mendigaba por comida.

Me volví un obsesionado de Estados Unidos. Recuerdo que tenía 10 años cuando vi en clase un video de Estados Unidos. Había imágenes del puente Golden Gate, así como de Hollywood y las playas de California, los edificios de Nueva York, los autos con sus alerones, las avenidas de seis carriles. Todo era tan grande y hermoso que yo sólo quería mudarme a Estados Unidos. Eso fue lo que encendió mi deseo de hacer todo lo posible para salir de Austria.

¿Cómo se vuelve el fisicoculturismo en una opción de vida?

De niño y adolescente jugaba fútbol; pero cuando me di cuenta ese deporte no era de los más populares en Estados Unidos, decidí que tendría que elegir otra disciplina. A mis manos llegaron revistas americanas con fisicoculturistas como Reg Park, Steve Reeves y el histórico Johnny Weismuller (que interpretó el papel de Tarzán en 12 películas), lo que me hizo pensar que ese podría ser mi boleto de entrada en Estados Unidos. 

Cuando leí que el fisicoculturista Reg Park alzaba pesas durante cinco horas, haciendo de 50 a 60 sets de ejercicios, levantando 50 toneladas de peso al día, me propuse a hacer lo mismo.

Mis papás pensaron que yo me estaba volviendo un tanto loco, decían que estaba haciendo ejercicio de más y que estaba obsesionado, lo cual sería malo para mi salud.

Mi madre siempre miraba las paredes de mi recámara, tapizadas con fotos de mis héroes fisicoculturistas y me decía: “Todos tus amigos tienen fotos de chicas. ¿Qué es lo que hice mal?” Incluso se ponía a llorar. Hasta que un día llamó al doctor de la familia que le dijo que muchos jóvenes idealizaban a los hombres fuertes. Que no se preocupara. Que no era gay. Curiosamente ese era su mayor miedo.

A tus 20 años, te volviste el fisicoculturista más joven en ganar la división amateur de Mr. Universe en 1967. Al año siguiente triunfaste en la división profesional, sumando otros dos títulos para 1970 y con eso tu boleto directo de avión a California, Estados Unidos. ¿Cómo fue tu sentimiento al llegar?

Cuando me bajé del avión en Los Ángeles, literalmente besé el piso. Aunque entré de lleno a las competencias de fisicoculturismo, pronto descubrí que no era famoso en Estados Unidos como me lo había imaginado. Tal vez fui el primero en mi especialidad en contratar a una publicista para que me ayudara a conseguir entrevistas. Mis colegas e incluso héroes me dijeron que perdía el tiempo porque la prensa solía escribir de nosotros lo que se les ocurría.

Pero yo vi esto como una oportunidad para promover nuestro maravilloso deporte e impulsar la cultura sana de hacer ejercicio. De ahí surgió el documental Pumping Iron (1977) y la película Stay Hungry (1976), por los que comenzaron a sonar los teléfonos y me invitaron a ser la estrella de Conan: The Barbarian (1982). Me dio mucho gusto callar bocas, porque algunos tontos de Hollywood me habían dicho años antes que por mi acento austriaco o por mi corpulencia nadie me iba a querer en el cine como actor principal.

Los productores de Conan estaban fascinados porque no tenían que “construir” a algún actor mandándolo al gimnasio. Yo estaba listo para ese personaje guerrero. Y en cuanto al acento, con la saga de Terminator me llegaron a decir que les gustaba, que mi entonación era como una máquina y que eso ayudó a mi personaje de cyborg.

Sin duda Terminator (1984) y Terminator: Judgment Day (1991) marcaron una época por su maquillaje y efectos visuales; pero también por su temática de ciencia ficción en donde se planteaba un futuro apocalíptico dominado por las máquinas, derivadas de la Inteligencia Artificial.

Jim Cameron es un genio. Lo que pronosticó sobre la presencia de la inteligencia artificial hoy ya es una realidad. Todo el mundo tiene miedo de saber las consecuencias de la Inteligencia Artificial y no sabemos lidiar con ella.

Cuando Jim Cameron me buscó para hablarme de su idea para Terminator 2: Judgment Day, reaccioné con muchas dudas. Le dije: “¿A qué te refieres con que voy a ser un buen Terminator? ¡Si maté a 68 personas en la primera película! En esta segunda tengo que matar a 150. ¡Debo rebasar a Stallone! Recuerda que mi misión es ser el número 1 en matar personas en el cine”. A lo que Cameron respondió: “¡Detente Arnold, eres una persona muy enferma!”

Jim me dijo que iba asegurarse que en T2 no mataría a una sola persona y le contesté: “Eso es lo más estúpido que he escuchado jamás”; pero él me explicó que no podíamos hacer la misma película dos veces. De hecho, hay una escena en que yo juro esto al joven John Connor (Edward Furlong).

Lo que sucedió, como saben, es que Skynet mandó a un cyborg modelo T-1000 que es más avanzado a mi modelo T-800 y yo fui programado para proteger a Connor y su madre Sarah. Cameron es un extraordinario escritor y director. Esta es una de las cosas de las que me gustaría llevarme el crédito, pero en realidad sólo fui responsable de la manera de interpretar al personaje.

¿Qué consejos le darías a la gente hoy en día para alcanzar sus sueños?  

No pienses jamás que puedes tomar un atajo para no trabajar. Debes trabajar, trabajar y trabajar.