Denzel Washington: Retrato de un ganador del Cecil B. deMille
Desde su aparición en la pantalla con A Soldier’s Story, Denzel Washington siempre destacó sobre los demás. A lo largo de una distinguida carrera, en la que ha ganado tres Globos de Oro y dos Premios Oscar de la Academia, Washington se ha convertido en una autentica estrella de Hollywood. ¿Quién puede olvidar a su detective Alonzo Harris en Training Day o a Rubin Carter en The Hurricane? La lista es interminable: Malcolm X en el film homónimo de Spike Lee, Joe Miller en Philadelphia, Frank Lucas en American Gangster, Whip Whitaker en Flight. Además está su trabajo como director con el que siempre ha fomentado nuevos talentos como demuestran títulos como Antwone Fisher, The Great Debaters y Fences.
Tras licenciarse en arte dramático y periodismo, Washington fue aceptado en el Lincoln Center donde interpretó los papeles principales en The Emperor Jones, de Eugene O’Neill, y Othello, de Shakespeare. Más tarde, cuando actuaba con el American Conservatory Theater en San Francisco, fue contratado para dos importantes papeles en una película para televisión (Will) y en la comedia de George Segal, Carbon Copy.
Sin embargo, fue su actuación en la producción Off-Broadway de la Negro Ensemble Company A Soldier’s Play la que le empujó a dar el gran salto con un papel recurrente en la exitosa serie de televisión St. Elsewhere, en antena durante seis temporadas. A raíz de esto, Richard Attenborough le contrató para interpretar a Steve Biko en Cry Freedom, papel por el cual obtuvo su primera candidatura al Globo de Oro y al Oscar. El film, sin embargo, recibió fuertes críticas porque mostraba a un blanco sudafricano (interpretado por Kevin Kline) como el héroe del primer filme anti-apartheid que salía de Hollywood. Aún así, la película le abrió a Washington el camino a su trabajo más memorable hasta la fecha, el que realizaría en Glory, película que le valió el Oscar y el Globo de Oro como Mejor Actor de Reparto además de catapultarle al estrellato.
Llegar a la cima fue un largo viaje. Dados sus atributos físicos, el público le tomó por un joven guaperas del cine cuando, de hecho, ya tenía 35 años. A pesar de estos lentos comienzos Denzel nunca dejó de trabajar, convirtiéndose en el actor afroamericano con más caché de todos los tiempos. Como le dijo a la HFPA en una conferencia de prensa: “Hay racismo en todas partes. La gente es racista. La gente no es ecuánime. La vida es así. Tuve que trabajar muy duro, pero todo el mundo tiene que trabajar muy duro, no importa el color de tu piel”.
A Glory le siguió un thriller de acción, Ricochet, que se convirtió en el molde de docenas de películas que vinieron después, todas ellas éxito en la taquilla. Mo ’Better Blues fue su primer encuentro con Spike Lee, con quién volvió a trabajar en una de sus más célebres interpretaciones, la de Malcolm X, que le valió sendas nominaciones al Globo de Oro y al Oscar. El recién llegado Kenneth Branagh le invitó a unirse a otros actores ingleses para interpretar a Don Pedro en Much Ado About Nothing y tras esta cinta sucumbió a los encantos de Julia Roberts en The Pelican Brief, de Alan Pakula. También interpretó a un abogado homofóbico que defiende a un enfermo de sida (Tom Hanks) en Philadelphia (aunque fue Hanks quién se llevó el Oscar con un papel más llamativo) y tras este trabajo Washington comenzó una exitosa relación con el director Tony Scott que continuó hasta la muerte prematura de éste. La primera colaboración con Scott, Crimson Tide, fue un taquillazo. Con Devil in a Blue Dress, film basado en la novela negra de Walter Mosley, Washington volvió a trabajar con un director afro-americano, Carl Franklin, quién además nos presentó a Don Cheadle en su primer papel protagonista en la gran pantalla. Courage Under Fire reunió a Denzel Washington con Edward Zwick, quien le dirigió en Glory, además de presentarnos a un joven y por entonces todavía desconocido Matt Damon,
Washington se ganó a Whitney Houston en The Preacher’s Wife, una nueva versión de The Bishop’s Wife que en su día interpretaron Cary Grant y Loretta Young. No logró conectar con el público en el thriller psicológico de Gregory Hoblit Fallen, pero luego ganó el premio gordo trabajando nuevamente con Spike Lee en una de sus películas más populares: He Got Game. Tras esta cinta, Denzel volvió a trabajar con Ed Zwick en The Siege (una gran muestra de lealtad en Hollywood) y continuó su carrera con The Bone Collector, de Philip Noyce, película que nos presentó a una recién llegada Angelina Jolie. En 1988 y con tres películas estrenadas en un año Denzel seguía trabajando como ni no hubiera un mañana. Pero llegó el momento de ponerse serios.
Con su feroz interpretación en The Hurricane, Washington volvió a ser nominado al Globo de Oro y al Oscar como Mejor Actor. Kevin Spacey ganó ambos premios y Washington acusó públicamente a la Academia de parcialidad racial. Un año después repitió su éxito en la taquilla con Remember the Titans y tomaría otro año hasta la llegada de ese momento en el que finalmente Denzel Washington consiguió el Oscar al Mejor Actor. Fue con Training Day, película de Antoine Fuqua, el cuarto director afroamericano con el que trabajó en su carrera.
Washington aún no había terminado. Protagonizó películas de suspense con Nick Cassavetes y Carl Franklin y trabajó de nuevo con Tony Scott en Man on Fire, cinta con la que volvió a hacer saltar la banca de Hollywood. Con el remake The Manchurian Candidate que dirigió Jonathan Demme tuvo un traspiés ante la crítica, pero luego repuntó con Inside Man, de Spike Lee, y con Deja Vu, su tercera colaboración con Scott. Después de estos trabajos volvió a papeles más serios, esta vez de la mano de Ridley Scott en American Gangster, interpretación por la que obtuvo una nominación más al Globo de Oro y personaje que está entre sus mejores logros.
Después siguieron una serie de películas de acción, dos de ellas con Tony Scott, The Taking of Pelham 123 y Unstoppable. Este thriller sería el último (y probablemente el mejor) de sus trabajos con Scott. A The Book of Eli, de los hermanos Hughes, le siguió una de sus mejores películas, Flight, de Robert Zemeckis, en la que nos ofreció una virtuosa interpretación que le valió su sexta nominación al Globo de Oro y al Oscar y le devolvió el respeto del público y de la crítica. Washington regresó así al teatro cumpliendo con su trabajo en Fences, de August Williams, el sueño de toda una vida. Se trata de una obra que más tarde llevaría al cine, como director y protagonista, recibiendo el aplauso de la crítica y una nueva nominación al Globo de Oro y al Oscar. En 2018 volvió a repetir la gesta con Roman J. Israel, Esq.
En total, Denzel Washington ha sido nominado al Oscar por su trabajo actoral en ocho ocasiones y nueve al Globo de Oro, eso sin incluir el Premio Cecil B. deMille a su carrera, que recibió en el 2016, ni su candidatura al Oscar como productor de Fences, candidata como mejor filme en 2017.
El actor y director lleva treinta y cinco años casado con la cantante Pauletta Pearson. Se conocieron en 1977 cuando ambos trabajaban en Wilma y son padres de cuatro hijos, incluido el también actor John David Washington. A pesar de su éxito sin precedentes, Washington prefiere mantener un perfil bajo. Por ejemplo, cuando donó un millón de dólares a Nelson Mandela y a la nueva Sudáfrica que nació con su puesta en libertad no quiso que se anunciara públicamente. Ese no era su estilo.
Sus mejores interpretaciones: The Hurricane, Malcolm X, Training Day, Flight y American Gangster,
Traducción: Paz Mata